Los niños sordos y la lectura en el hogar
Aprender a escribir para un niño sordo implica aprender una nueva lengua, en
nuestro caso el español. No es (como ocurre con el niño oyente), sólo aprender a
manejar una técnica diferente para una lengua que ya conoce.
Como los niños sordos no tienen que pasar previamente por el período de
adquisición del español hablado, y como su comunicación no puede realizarse a
partir de un canal oral-auditivo, el acceso a la información y a la comunicación
con su entorno debería ser en lengua de señas argentina. Desde esa lengua los
niños accederán al español escrito.
La alfabetización es un proceso profundamente social que entra en la vida de los
niños a través de la interacción; su desarrollo depende de la variedad y calidad
de experiencias por las que atraviese el niño en la cultura de lo escrito en la
que se encuentra inmerso. La educación formal escolar tiene por objetivo
alfabetizar, pero es necesario reconocer que el proceso de alfabetización
comienza mucho antes de que los niños concurran a la escuela.
El gusto por los libros y el descubrimiento y desarrollo de las habilidades para
la lectura y escritura se desarrollan mejor cuando los niños provienen de
hogares en los cuales el contacto con materiales escritos es frecuente desde los
primeros años de vidas. Estos niños en general se caracterizan por aprender a
leer y escribir tempranamente y con mayor naturalidad.
Entonces, los padres de niños sordos, del mismo modo que los padres de los niños
oyentes, pueden jugar un papel clave en tanto facilitadores de la alfabetización
temprana si ofrecen a sus pequeños hijos oportunidades de participar e
involucrarse en actividades en las que leer y escribir se convierten en actos
naturales, cotidianos, útiles y necesarios, por ejemplo: escribir cartas, leer
prospectos, leer el diario, anotar llamadas telefónicas, escribir listas de
compras y participar de la lectura de un cuento. Una vez que conocen para qué se
emplea el texto escrito, se comienza a guiar su aprendizaje en dirección de
construir propios significados de lo que un adulto le cuenta o le lee.
El contacto con libros provoca oportunidades para observar, demostrar, explorar,
interactuar y cooperar. El acto de la lectura compartida contribuye a estimular
el desarrollo de habilidades tanto cognitivas como lingüísticas, a
familiarizarse con las convenciones de la lengua escrita, a desarrollar la
imaginación y creatividad, a analizar la realidad y diferenciarla de lo
abstracto, a construir estrategias de predicción y comprensión, a anticipar,
inferir, verificar, es decir todas las estrategias básicas para convertirse en
buenos lectores.
Leerles a los niños en lengua de señas argentina, es el primer paso hacia la alfabetización. Los encuentros a partir de la lectura brindan el marco ideal para mejorar los vínculos ya que producen intercambios positivos, afectivos y satisfactorios entre padres e hijos, los contacta con el placer y el goce que los lleva a disfrutar de la palabra.
En resumen:
-
El contacto con los libros y con la literatura le ofrece a los niños la
oportunidad de ingresar a nuevos mundos, mundos imaginarios, estimular su
imaginación y su pensamiento y desarrollar estrategias para acceder la lengua
escrita.
-
El gusto por la lectura se desarrolla desde que el niño es muy pequeño. Los
padres son claves en este camino.
-
El proceso de alfabetización comienza mucho antes de la escolarización.
-
Los niños pueden acceder al español escrito a través de la lengua de señas
argentina.
|